Conocimos a Pablo Pineda por televisión mientras estábamos en Sevilla. Antonio vivía entonces en esta ciudad y Álvaro había ido de visita a conocer la compañía Danza Móbile para preparar un proyecto con ellos. Teníamos idea de profundizar en la discapacidad y el síndrome de Down tras nuestro cortometraje “Uno mas, uno menos”.
Cuando escuchamos a Pablo supimos de inmediato que era una persona única y a la vez como todas las demás. Nos conmovió la evidencia de su soledad. Su situación nos parecía un puente entre dos mundos por encontrarse en dos lugares a la vez: El de la discapacidad y el de la supuesta normalidad o no-discapacidad. Se encontraba en tierra de nadie. Así surgió DANIEL, el alter ego de Pablo Pineda.
El síndrome de Down se caracteriza entre otras cosas porque le cuesta fijar la norma social. Pensamos que el personaje complementario para esta historia tenía que ser una mujer rebelde por naturaleza. Alguien muy down como complemento a un síndrome de Down inusualmente adaptado a la norma. Tenia que ser un personaje que sacara a Daniel el down expresivo y espontáneo que tiene dentro. En cuanto hablamos con LOLA DUEÑAS, intuimos que la esencia del personaje estaba en ella. Tras un par de encuentros de trabajo apareció LAURA.
El primer paso fue escribir un guión sin conocer realmente a Pablo. Nos dejamos llevar por la intuición charlando a menudo con Fernando Castets, nuestro tutor dentro del taller de desarrollo de guiones Fundación Carolina que se impartía en Casa de América. Nuestro objetivo en ese momento era crear una ficción alrededor de un personaje con la realidad de Pablo Pineda. Antonio tenía a su hermana Lourdes, síndrome de Down, pero este caso era diferente. Jamás habíamos conocido a un síndrome de Down expresar ideas tan complejas y de manera tan clara. ¿Se habría aprendido de memoria lo que tenía que decir en televisión? ¿Sería realmente como parecía que era? Tras la segunda versión del guión decidimos viajar a Málaga para conocerle.
El primer encuentro nos confirmó que había una historia que contar. No dejábamos de sorprendernos a cada momento durante esa primera conversación y esto nos inspiró profundamente para seguir adelante.
Desde el principio hubo buena conexión entre nosotros. A Pablo le gustó el guión y empezó a colaborar con nosotros. Había un largo proceso de documentación por delante. Meses después, durante una de nuestras visitas a Málaga, nos dimos cuenta de que solamente él podría interpretarlo. Y se lo propusimos.
Teníamos que hacerle una prueba para cerciorarnos de que era capaz de interpretar un personaje. Nos bastó media hora para tenerlo claro. Tenía un talento innato para la actuación aunque deberíamos ensayar mucho y trabajar en una dirección que se alejara del cliché interpretativo que él conocía. Su
inteligencia, mas la apertura emocional y su confianza en nosotros ha hecho muy fácil el trabajo.
Era imprescindible contar con la aprobación de la familia. Este tema es muy importante dentro de la película. La familia tiene mucho peso en las personas con discapacidad y por supuesto también en las demás. Hemos intentado abarcar diferentes tipos de familia y sensibilidades para dotar de realidad al mundo que rodeaba a estos personajes.
Dentro de este mundo a veces reducido, quisimos incluir a otras personas con síndrome de Down cuya realidad fuera más global que la del propio protagonista. Esta fue la razón de incluir el grupo Danza Mobile con quienes pensábamos trabajar en un principio.
Conocimos a Koldo Zuazua, uno de los productores de la película, quien se había interesado por nuestro último trabajo, el cortometraje Invulnerable. El proyecto le interesó y lo llevó a Alicia Produce, la productora de Julio Medem, quien mostró una sensibilidad especial con el proyecto.
El proceso de preparación ha sido largo. Muchos ensayos y sucesivas versiones del guión adaptadas a lo que íbamos descubriendo en ellos. Para nosotros ha sido muy importante el proceso de selección de los actores y el equipo técnico. Algo de lo que, como directores estamos más satisfechos es de las elecciones tomadas. Elegir bien te facilita el trabajo.
Escogimos actores desconocidos para acompañar a los protagonistas y dar verosimilitud de la historia. Junto a Lola Dueñas trabajamos un personaje complejo que diera un giro a la historia y nos mostrara el mundo de una persona “normal” con un montón de problemas.
Con respecto a la propuesta estética y narrativa, nos decantamos junto a Alfonso Postigo, director de fotografía, por una puesta en escena desnuda, cámara al hombro y buscando una iluminación realista y un rodaje ligero. Rodar con actores síndromes de Down requiere una atención especial para el equipo. Ellos tienen facilidad para vivir el momento que requiere cada escena pero el equipo ha de adaptarse y has de saber cómo entenderte.
Hay dos ciudades en la película, Sevilla y Madrid, como hay dos protagonistas y dos mundos que se cruzan. Y un viaje que para ambos representará un cambio hacia delante en sus vidas. Para Laura supondrá el reencuentro con el pasado. Para Daniel será el principio de la madurez.
Cuando escuchamos a Pablo supimos de inmediato que era una persona única y a la vez como todas las demás. Nos conmovió la evidencia de su soledad. Su situación nos parecía un puente entre dos mundos por encontrarse en dos lugares a la vez: El de la discapacidad y el de la supuesta normalidad o no-discapacidad. Se encontraba en tierra de nadie. Así surgió DANIEL, el alter ego de Pablo Pineda.
El síndrome de Down se caracteriza entre otras cosas porque le cuesta fijar la norma social. Pensamos que el personaje complementario para esta historia tenía que ser una mujer rebelde por naturaleza. Alguien muy down como complemento a un síndrome de Down inusualmente adaptado a la norma. Tenia que ser un personaje que sacara a Daniel el down expresivo y espontáneo que tiene dentro. En cuanto hablamos con LOLA DUEÑAS, intuimos que la esencia del personaje estaba en ella. Tras un par de encuentros de trabajo apareció LAURA.
El primer paso fue escribir un guión sin conocer realmente a Pablo. Nos dejamos llevar por la intuición charlando a menudo con Fernando Castets, nuestro tutor dentro del taller de desarrollo de guiones Fundación Carolina que se impartía en Casa de América. Nuestro objetivo en ese momento era crear una ficción alrededor de un personaje con la realidad de Pablo Pineda. Antonio tenía a su hermana Lourdes, síndrome de Down, pero este caso era diferente. Jamás habíamos conocido a un síndrome de Down expresar ideas tan complejas y de manera tan clara. ¿Se habría aprendido de memoria lo que tenía que decir en televisión? ¿Sería realmente como parecía que era? Tras la segunda versión del guión decidimos viajar a Málaga para conocerle.
El primer encuentro nos confirmó que había una historia que contar. No dejábamos de sorprendernos a cada momento durante esa primera conversación y esto nos inspiró profundamente para seguir adelante.
Desde el principio hubo buena conexión entre nosotros. A Pablo le gustó el guión y empezó a colaborar con nosotros. Había un largo proceso de documentación por delante. Meses después, durante una de nuestras visitas a Málaga, nos dimos cuenta de que solamente él podría interpretarlo. Y se lo propusimos.
Teníamos que hacerle una prueba para cerciorarnos de que era capaz de interpretar un personaje. Nos bastó media hora para tenerlo claro. Tenía un talento innato para la actuación aunque deberíamos ensayar mucho y trabajar en una dirección que se alejara del cliché interpretativo que él conocía. Su
inteligencia, mas la apertura emocional y su confianza en nosotros ha hecho muy fácil el trabajo.
Era imprescindible contar con la aprobación de la familia. Este tema es muy importante dentro de la película. La familia tiene mucho peso en las personas con discapacidad y por supuesto también en las demás. Hemos intentado abarcar diferentes tipos de familia y sensibilidades para dotar de realidad al mundo que rodeaba a estos personajes.
Dentro de este mundo a veces reducido, quisimos incluir a otras personas con síndrome de Down cuya realidad fuera más global que la del propio protagonista. Esta fue la razón de incluir el grupo Danza Mobile con quienes pensábamos trabajar en un principio.
Conocimos a Koldo Zuazua, uno de los productores de la película, quien se había interesado por nuestro último trabajo, el cortometraje Invulnerable. El proyecto le interesó y lo llevó a Alicia Produce, la productora de Julio Medem, quien mostró una sensibilidad especial con el proyecto.
El proceso de preparación ha sido largo. Muchos ensayos y sucesivas versiones del guión adaptadas a lo que íbamos descubriendo en ellos. Para nosotros ha sido muy importante el proceso de selección de los actores y el equipo técnico. Algo de lo que, como directores estamos más satisfechos es de las elecciones tomadas. Elegir bien te facilita el trabajo.
Escogimos actores desconocidos para acompañar a los protagonistas y dar verosimilitud de la historia. Junto a Lola Dueñas trabajamos un personaje complejo que diera un giro a la historia y nos mostrara el mundo de una persona “normal” con un montón de problemas.
Con respecto a la propuesta estética y narrativa, nos decantamos junto a Alfonso Postigo, director de fotografía, por una puesta en escena desnuda, cámara al hombro y buscando una iluminación realista y un rodaje ligero. Rodar con actores síndromes de Down requiere una atención especial para el equipo. Ellos tienen facilidad para vivir el momento que requiere cada escena pero el equipo ha de adaptarse y has de saber cómo entenderte.
Hay dos ciudades en la película, Sevilla y Madrid, como hay dos protagonistas y dos mundos que se cruzan. Y un viaje que para ambos representará un cambio hacia delante en sus vidas. Para Laura supondrá el reencuentro con el pasado. Para Daniel será el principio de la madurez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario